En este estudio, realizado en el año 2000, observamos detenidamente la evolución sufrida en las máquinas destinadas a clasificar los áridos por tamaños, y comprobamos que no han sufrido alteración alguna en sus principios tecnológicos de funcionamiento. ¡Y nosotros sabemos mucho de esto!
Todas las máquinas destinadas a clasificar los áridos son generadoras de impulsos para que las partículas a clasificar dispongan de movimiento para ser conducidas por tamaños a sus respectivos acopios. Sin embargo, las mallas que disponen de máquinas para realizar los diferentes cortes han evolucionado extraordinariamente. Por lo tanto, no se observan cambios sustanciales en las cribas de clasificación. Serán constantes estos, en las mallas, dada la importancia que cada vez va teniendo la clasificación rigurosa de los áridos para ser utilizados en las debidas proporciones, tamaños y formas.
Actualmente se emplean dos clases de mallas, las que disponen de orificios redondos, cuadrados y rectangulares sobre planchas de goma o poliuretano y las realizadas con alambre de acero de alta resistencia. Por ser estas últimas las de mayor producción, así como por ser las únicas que obtienen rigurosos cortes en la selección de tamaños, las cuales vamos a tratar.
Las mallas fabricadas mediante el entramado de alambres deben utilizar aceros de alta resistencia de 120 a 180 Kg/mm2 y de composición al carbono con alta duración frente a las acciones abrasivas de los áridos que clasifican. En ellos, existen áridos no abrasivos (carbonatos, sulfatos, etc.) y, sin embargo, las mallas utilizadas en clasificarlos deben ser construidas con el mismo acero de alta resistencia.
Para conseguir una mayor duración en los alambres de la malla no sólo hay que emplear estos con las debidas propiedades de tratamiento y composición, sino también hay que reducir al mínimo la fricción de los áridos sobre estos, con ello se reducirá el efecto de abrasión.
Existen mallas de forma plana y ondulada según indican las figuras 1 y 2 en los que se pueden observar que, en los últimos, el paso de los áridos sobre la superficie ondulada facilita el desgaste prematuro de los alambres.
La experiencia ha demostrado que cribando el mismo árido en malla de acero con el mismo tipo de alambre la cantidad de acero residual, una vez dada por inservible la malla, es de un 80% en ondulado y de un 30% en plano.
En la fabricación de mallas no sólo se debe cuidar la calidad del alambre y su forma de fabricarlo, sino también el conseguir con ellas la mayor producción posible en toneladas de árido pasante: hay que tratar de conseguir que los orificios de la malla estén el mayor tiempo posible libres de partículas acuñadas en ellos u obturados por suciedad. En NUBA SM sabemos cómo hacerlo.